Hola Norma y todas: envío último capítulo de La granja. Estoy contenta y agradecida porque parece que ha gustado--Muchos besos.María JoséLa granja, último capítulo
Esa noche no durmió. Le subió la fiebre. No se separaba del libro, lo tenía abrazado como si fuera Marta.
__Marta…¿ Y si se lo contaba a ella?.
Eso haría. La llamaría por la mañana. Menuda sorpresa cuándo se enterara de adonde lo había mandado. Se quedaría lívida cuando le dijera que él procedía de la granja y le enseñara el libro. No se podría creer la gente que era oriunda de allí, también. Marta no sería capaz de guardar el secreto. No, no sería capaz. La conocía bien, hablaba demasiado. Tendría que entregar el libro a la policía y eso no era ya lo mas conveniente. Pensaría en otra solución.
El viejo no acababa de morir.
__Voy a tener que ayudarle.
Volvió a leer la historia de Petra y como fueron quedando sin mujeres.
El día que la iban a liquidar comenzó a llover a mares. El agua del arroyo rebasó el puente y la carretera se cortó. El aislamiento duró un mes. El capitán no pudo regresar a la granja. Cuando se restableció la comunicación las mujeres se habían ocupado de la niña y el ambiente había mejorado de tal modo, que Higinio decidió perdonarle la vida.
Además como era muda no molestaba. Ellas la criaron y le enseñaron a leer y a escribir. Cada una le entregó lo que sabía. La chica era lista y trabajadora. Aprendió las costumbres de la granja y por lo menos en apariencia, todo lo veía natural.
Jamás se rebeló y nunca protestó. Lloró cada vez que alguna mujer se iba. Pero nada mas. Nunca me demostró ningún otro sentimiento. Cuando quedamos solos permaneció aquí sin tratar se huir ni nada parecido. Un día me pregunto:
“Que haré yo cuando usted muera”. Le expliqué lo del libro.
__¿Que pensarían hacer con el libro? No lo dice por ningún lado__. Siguió leyendo la suerte de las mujeres. Estaba intercalada entre la contabilidad.
Llovía cada vez mas y el viento arreciaba también. Soplaba tan fuerte, casi, como un huracán. La lluvia empujada por él formaba verdaderas cataratas contra los cristales.
Carmen. La novia del maquis. Hacía tiempo que tenía problemas para quedarse embarazada. Tuvo varios abortos. En el último el médico me dijo que no podría volver a tener hijos. El capitán se encargó. La enterramos bajo el roble. No la sustituimos. La demanda disminuía.
Dos años mas tarde Irene enfermó gravemente. A don Venancio Márquez, el médico, lo habían trasladado. Imposible avisar al nuevo. Murió tras una larga agonía. Estuve a punto de asfixiarla para no verla sufrir, pero no lo hice. Ana la hermana, sufría continuos ataques de histeria. A su último hijo lo ahogó con la almohada. El capitán le dio tal paliza que tuvimos que rematarla.
Olga llegó a la edad infértil. Cuando comprobamos que no podía tener mas niños. El capitán le dijo que podía irse y la soltó. Ella salió todo lo aprisa que pudo. Se entretuvo disparando sobre ella hasta que la mató.
__Según esto sólo quedan dos mujeres que acabaron corriendo la misma suerte. Pero hasta el momento el viejo ganó una pasta. ¿Qué hizo con el dinero?. No creo que lo gastara.
Se sentía cada vez peor, los ojos le pesaban. Se quedó medio dormido en el sillón.
Le despertó un estruendo terrible. El viento se había llevado algo.
__Seguramente tiró el cobertizo__. La luz hacía horas que faltaba y fuera no se veía nada en absoluto. Al día siguiente comprobó que había caído el tanque del agua.
__Mira que bien, no hubiera tenido que subir de haberlo sabido.
Perdió la noción del tiempo. No sabía en que día estaba.
El viejo resistía.
Por la mañana le preguntó a Petra, mientras preparaba el desayuno.
Era domingo.
__¿Qué habéis hecho con el dinero?.
“Lo que queda está en la caja donde estaban las fotos. Están también los recibos”
__¿Que recibos?.
“Firmaban un papel en el que constaba que habían recibido un niño en perfectas condiciones y lo que habían pagado. Están todos ahí. Comenzó a hacerlo después de que me devolvieran. Los compradores firmaban confiados, él no podía utilizar ese recibo contra ellos por la cuenta que le traía. Pero el señor tenía otros planes, me dijo que cuando él faltara, yo podía hacer llegar una copia a su dueño y pedir un dinero a cambio del original.”
__¿Para eso es la fotocopiadora?
Ella asintió.
__Que cabrón …Pero eso es peligroso. Podrían venir hasta aquí…Podrías sufrir un accidente. Además tu vivías en la granja, veías a las mujeres encadenadas, eres cómplice…
“No pensaba hacerlo. Tenemos una casita al otro lado de la frontera que el señor puso a mi nombre. El tiene doble nacionalidad, no se bien por que. Voy a cerrar la graja e irme a vivir allí”.
__Ya pensaremos en algo. Yo dirijo el negocio a partir de ahora. Soy hijo del viejo lo mismo que tú. Tengo derecho a una parte.
la escribió en la pizarra:
“También muchos de los otros lo son y pensábamos chantajearles”.
__Ellos tuvieron la suerte de vivir con buenas familias. Tu y yo hemos sido tratados como animales. Considéralo una indemnización .
“Ellos no tienen la culpa de lo nuestro”
__Nosotros tampoco.
Pasó el día . Siguió lloviendo. Parecía que las nubes, empujadas por la fuerza del viento, chocaran entre si explotando y vaciándose sobre la granja.. Las espirales de agua y viento arrastraban hojas, ramas y guijarros, haciéndolos chocar contra la casa en un incesante bombardeo. Félix imaginaba que los elementos se estaban interesando por lo que acontecía dentro de la vivienda.
Pese a la tempestad, el lunes sonó el teléfono.
__Por lo menos funciona.
Eran los panaderos para advertir que era imposible llegar hasta allí. El puente estaba sepultado bajo la avenida del río. Preguntaron por la salud de los dos moradores de la granja.
__Don Higinio está empeorando mucho. Debería ir al hospital y Petra está bien
__Llame una ambulancia del otro lado de la frontera. Vendrán sin problemas. Bueno, ya lo sabe Petra. Pueden también hacer allí la compra hasta que se restablezca la comunicación. Cuando esto suceda les volveré a llamar. Cuídense mucho.
Comprobó las provisiones. Había comida suficiente para bastantes días. Soltó a Petra. No creía que intentara huir ¿ a donde iba a ir con aquel temporal?. Además era dócil y había entendido muy bien la nueva situación.
Decidió hacer justicia con el viejo.
Hacía tres días que no le había dado medicinas ni comida. Pese a ello, no se había muerto. Recordó la Heparina que utilizaba para despejar la vía. Cogió la jeringa y le metió una buena dosis.
__Te iras desangrando poco a poco, verás que bien. Luego te enterraré bajo el roble. Si tuvieras cerdos te echaría en el corral para que te comieran , que es lo que te mereces.
El viejo no se inmutó. Estaba mas muerto que vivo.
Mientras Petra hacía sus tareas como siempre, el recogió los recibos e hizo una lista. Conocía, aproximadamente, a la mitad de los niños de la granja. Algunos continuaban viviendo en la casa familiar. Otros se habían ido. Eran aproximadamente unos doscientos. Se quedó pensativo.
¡Casi doscientos niños habían nacido en todos aquellos años!. Doscientas familias habían sido clientes del viejo y nada había trascendido. Ni se sospechaba. Solamente él había tenido la certeza que sus padres no eran los verdaderos. Pensó que quizá alguien mas sospechara, pero claro, nunca lo sabría.
Continuó con la tarea.
Puso en primer lugar los famosos. Tendría que averiguar sus direcciones. Vivían fuera de la ciudad, incluso de la provincia.
Luego hizo otra lista con los restantes cuyo lugar de residencia continuaba siendo la ciudad. Los conocía a casi todos.
Al día siguiente, martes, el viejo aún no había muerto.
Llovía.
No amainó hasta el miércoles por la tarde.
Ese día llegó por fin la hora de Higinio. La habitación apestaba. Cogió un jeringa estéril, retiró el émbolo y la llenó de aire. A continuación lo insufló por la vía. Murió en el acto.
Entre él y Petra lo enterraron en el huerto con los demás. Luego se fueron a la otra orilla para ver la casa y preparar el traslado. Regresaron el viernes por la noche. Félix, que llevaba noches de vigilia ya había ideado un plan para cobrar los chantajes.
Crearía una sociedad anónima como tapadera difícil de rastrear, dedicada a la importación y exportación en general, en cuya cuenta abonarían el dinero los hijos de la granja.
El sábado por la mañana llamó el panadero. Se había terminado la inundación y la carretera estaba despejada. Félix contó que don Higinio se había muerto y le habían enterrado en el otro país.
__No pudimos esperar mas.
__Natural. Han tenido suerte que estuviera usted.
Quemaron el colchón y la ropa de la cama del viejo. Petra se empeñó en limpiar la habitación.
__Es una tontería. No se para que limpias, si vamos a irnos.
Ella se encogió de hombros.
__Será la costumbre, supongo__pensó Félix para si.
Guardó todo cuidadosamente. El libro, los recibos y el dinero. Echó al fogón la documentación y las fotos de las mujeres. Contempló la de su madre durante un buen rato. Ciertamente se parecían mucho. También Petra se parecía a Irene; al fin y al cabo era su sobrina.
Metió en el coche la fotocopiadora bien empaquetada. Echó un último vistazo al entorno. Sintió deseos de volver a contemplar el camino. Después de todo le había traído hasta su casa. Se dirigió a pie, sin prisas, y lo contempló en sentido inverso a como lo había visto siempre. Se imaginó que ahora él era el hombre de la mula. Sintió como si la senda estuviera dispuesta sólo para que avanzara por ella.
Sólo para él.
Supuso que algo así pudo sentir Higinio…su padre.
Regresó a la casa. Ahora sentía todo como suyo. En aquellos días había cambiado muchísimo. En este momento se veía como el amo del mundo. Tenía el futuro de mucha gente en sus manos. Era alguien importante. Era… ¿feliz?. Probablemente si.
Comió con agrado por primera vez en mucho tiempo. Petra le miraba con simpatía, incluso con arrobo. Harían un buen tándem.
Por la tarde llamó Marta. Ya había estado llamando el viernes. Se notaba enfadada, mas bien agresiva, como una fiera.
Félix se había olvidado por completo de ella. La puso al corriente de la situación y le dijo que era mejor que no viniera.
__¿ Que dices?. Voy a ir quieras o no.
__¿ Para que?. Yo ya he terminado aquí y regresaré a la ciudad. Ya nos veremos. Estoy muy cansado. Han sido unos días difíciles.
__Sólo dices idioteces. Voy a ir porque me muero de ganas de verte y de lo otro…
__Mira Marta. Te rogaría que no lo hicieras. Estoy agotado. Ha sido muy duro. Por favor.
__Tu es que eres tonto Félix. ¿Cómo no voy a ir?. Te ha sentado muy mal el campo. Llegaré en un par de horas.
__Marta, verás es que, no puedo mas. Te lo aseguro.
__Por eso. Yo voy a buscarte. ¡Y deja ya de llevarme la contraria!.
__Bueno pues tú te lo has buscado__ dijo tras colgar.
Subió a la habitación e hizo los preparativos.
Era un contratiempo con el que no había contado. Para él Marta ya no existía. Incluso había olvidado que llegó a la granja para cuidar al viejo y no llevado por su sueño. Todo había cambiado por completo.
Subió al primer piso. En su cuarto había otra argolla. Trajo la cadena y encajó uno de los grilletes en ella, dejándola después, bien escondida bajo la cama. Comprobó que no se veía desde la puerta ni desde ningún sitio. Buscó también una mordaza. Lo dejó todo dispuesto.
No había elección.
Estaba seguro de que Marta no iba a querer acompañarlos por las buenas.
FIN
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