Agora: la quinta película de Alejandro Amenábar, director español nacido en Chile, que nos deslumbró con su primer largometraje, Tesis.Admiro toda su producción, excepto su segundo film Abre los ojos y menos aún la versión americana Vanilla Sky. Además, es que no me gusta nada Tom Cruise.
Me volvió a interesar con Los otros, una original manera de tratar el tema de los seres que no encuentran el camino al mas allá. Me emocionó hasta las lágrimas con Mar adentro, por la que recibió un Oscar y esperé con interés :
Agora.La historia de Hypatia de Alejandría, matemática, filosofa y astrónoma, es decir una mujer cultivada, caso bastante insólito en aquella época de fanatismo religioso ( siglo IV) en la cual las mujeres lo tenían muy difícil, resulta singular y apasionante. Pienso que su vida es poco conocida y me parece muy bien que el cine la recree, cumpliendo esa función cultural que indudablemente tiene, además del puro entretenimiento.
La película, rodada en Malta, recrea la Alejandría de Hypatia con su Biblioteca, su Museo dedicado a las especialidades de las nueve Musas, donde ella instruía a los hijos de la élite, y su población cosmopolita de egipcios, griegos, romanos y gentes de paso de todo el orbe conocido. Presenta con absoluta crudeza la intolerancia de los discípulos de quien luego fue santo, Cirilo de Alejandría, quienes asociaban la cultura con el paganismo. Tiene amor, ( Orestes el prefecto romano y Davo el esclavo que la ayuda en las clases están enamorados de la filósofa ), luchas políticas, fanatismos, revueltas y como no, asesinatos…
La escenografía y la ambientación son excepcionales, lo cual no es extraño conociendo la minuciosidad de Amenábar. La interpretación es creíble y por tanto, buena; aunque Raquel Weisz, la actriz inglesa, es un poco fría para mi gusto.Agora, aunque no es el mejor trabajo del director, se ve con agrado y con creciente interés. No defrauda.
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